lunes, 29 de marzo de 2010

El curilla

Todos lo llamamos el curilla. Es enjuto, delgado, bajito. El paso de los años lo han ubicado en una especie de edad indeterminada donde el tiempo llega, piensa un poco y parece que se estanca. Tiene un andar ligero, con pasos cortos, como dando saltitos, de manera que parece flotar en el ambiente. Todo el mundo lo quiere aunque su trabajo es pedir dinero. Su sotana, con tantos años como él, es inseparable de su figura. Siempre va cargado de estampas de santos que él te cambia por unas monedas o por algún billete. Cuando lo vemos aparecer todo el mundo se alegra. Marca, con la exactitud de un reloj atómico, el día de cobro. Como si tuviera miedo que nos fuéramos a gastar la paga y sus niños se quedaran sin sus monedas o su billete, nunca falla. Y así años y años y años. Con frecuencia veo en la prensa premios y medallas que se autoconceden personalidades importantes por labores desinteresadas. Personalidades que han ocupado cargos, que han conseguido logros y que en el fondo han vivido de esos cargos y de esos logros. Son personas que en su quehacer ya han tenido su recompensa y que siempre pasarán a la historia chica. Quedarán en las placas de las paredes e influirán en un corto devenir del tiempo. Pero los que de verdad escriben la historia con mayúsculas son personas como nuestro curilla porque durante años permanecen en el corazón de las personas a las que tanto bien hacen. Las élites sólo luchan por su beneficio. Sólo en contadas ocasiones una persona, de la élite o no, se identifica con el pueblo y consigue el progreso de la historia.

viernes, 26 de marzo de 2010

Me considero un hombre afortunado. Delante de mi ordenador tengo una orquídea. Preciosa flor, que no es mía, pero que me acompaña desde hace algunas semanas en mi deambular por este blog. Desde mi ventana, además, tengo una vista magnífica de un Pico del Veleta nevado y majestuoso, con un color rosado que anuncia el fin de la tarde. Y para culminar y disfrutar de mi labor creativa me propongo llenar el resto de la tarde dando unas pinceladas locas al cuadro pseudocubista que pretendo terminar en unos días. Todo un lujo en este mundo raro y rápido en el que estamos inmersos. Las semanas pasan a una velocidad de vértigo y yo cada día pretendo con más ahínco disfrutar de cada momento que me ponga delante la vida. Sin más pretensiones. Sin otras pretensiones que vivir profundamente el atardecer del veleta, o el sabor de una copa de vino. Adiós a otra semana de problemas. De reuniones interminables. De ayudas públicas sin sentido. De amigos que no saludan. De chismes y de comidillas. Adiós a las pompas y a las obras a las que tanto aspiran tantos. El que quiera figurar, que figure. El que quiera mandar, que mande. El que quiera medrar, que medre. Yo a lo mío.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Desde luego, cada caso particular que ocurre no es lo que ocurre en la realidad, pero cuando muchos casos particulares suceden de la misma manera hay que empezar a pensar que lo particular puede estar convirtiéndose en lo general. Esto, que parece un trabalenguas, es lo que sucede con relación a la opinión que los ciudadanos tienen sobre los políticos. Desde hace mucho tiempo no he hablado con nadie que tenga buena opinión de los mismos. Es más, en la gente cercana a mi, la opinión generalizada es que no hay uno bueno, ni de un partido ni de otro. Es opinión común que la gente entra en política para medrar en su beneficio y nunca para trabajar por el bien de todos. Evidentemente esto no son más que opiniones individuales, pero últimamente escucho demasiadas opiniones individuales que coinciden en este sentido.
Cuando uno se sube en el coche oficial, sin duda viaja más cómodo y probablemente más rápido, pero deja de andar por la calle. Deja de pisar baches y de tropezar con farolas. De subir en el autobús y de tomar café en el bar de la esquina. Y deja de saber que hay baches y de saber cuanto cuesta el café del bar de la esquina. Nuestra democracia se está anquilosando y las castas que empiezan a aparecer no son buenas para nadie, ni siquiera para las castas superiores.
Como imaginar es gratis e infinito y no tiene límites, creo que deberíamos de empezar a imaginar nuevas formas de participación en la "res pública". Nuevas formas que profundicen en la democracia. Nuevas formas donde tengan mucho más peso los ciudadanos que los partidos políticos. Estamos en la era de las comunicaciones, de internet. Medios que se han metido en nuestras casas, que parece que están desde siempre y sin los que ya no podríamos vivir. Imaginemos qué interesa a la gente común y no a los partidos. Pongamos a volar la imaginación. Y pongámosla todos. Si el cambio no lo hace la casta política, al final, cómo siempre, lo tendrá que hacer el pueblo.

lunes, 22 de marzo de 2010

No lo entiendo. Hay cosas que no entiendo ni llegaré a entender nunca. Hace tiempo que quisiera escribir un libro titulado "Sentido común" y creo que me voy a animar pronto porque hay cosas que rozan el absurdo o que son el absurdo en sí mismas. Propiciado por una casta de políticos y gestores incompetentes hemos llegado a vivir en una sociedad donde el sentido común, como decía el castizo, es el menos común de los sentidos y creo que las personas normales deberíamos decir basta y promover una cruzada contra tanta inutilidad. Esta tarde, los alumnos de historia del arte de la Facultad de Bellas Artes, con motivo del estudio del arte Nazarí, hemos pedido al profesor nos prepare una visita a la Alhambra y así poder estudiar in situ esta maravilla de monumento. El profesor nos ha respondido que estará encantando de organizar dicha visita, que además podrá ser gratuita, pero que en ningún caso podrá dar ningún tipo de explicación durante la misma. Dicho privilegio está reservado a los guías turísticos y prohibido totalmente los profesores. Seguro que el majadero que tomó dicha decisión tuvo sus razones. Si alguien las conoce, por favor, me las haga llegar que siento curiosidad. Que un profesor en el uso de su cátedra no pueda adoctrinar a sus alumnos dentro de un monumento público resulta, cuanto menos, chocante.

domingo, 21 de marzo de 2010

De nuevo fin de semana de agua. Más agua. Todo el mundo está cansado de ella. La hemos deseado tanto que ahora no comprendo cómo podemos denostarla de esta manera. Quizás sea nuestra forma de ser. Deseamos lo que no tenemos y olvidamos lo que nos rodea. Triste paradoja la nuestra. A pesar de todo, me sigue gustando la lluvia. Para mí, este tiempo plomizo que nos acompaña desde hace meses comprime el espíritu y aumenta nuestra intimidad. Es tiempo de casa, de chimeneas, de cercanía. Tiempo de compartir un buen vino, de cultivar a los amigos y de encontrar otros nuevos. Es tiempo de largas veladas. De canciones, de risas, de chistes, de conversaciones. Banales unas veces, profundas otras. Este tiempo lo quiero porque me ayuda a disfrutar del momento. De este momento. De cada momento.

viernes, 19 de marzo de 2010

Es viernes. Tarde de viernes tranquila. La hora de la semana donde las ambiciones se igualan y el cuerpo se relaja. Nos quitamos el uniforme y nos palpamos el cuerpo para sentir que estamos vivos. Levantamos la cabeza y miramos al horizonte para relajarnos. Hasta andamos más despacio para intentar detener un tiempo que se nos escapa a borbotones cada día de la semana. Corbata fuera y a procurar ser uno mismo. Sin disfraces. Sin cargos ni títulos nobiliarios. Sin una tarjeta de visita que nos ampare y tras la que cobijarnos. Hay quien se entera esta tarde de que tiene una familia y busca disfrutar de ella. Las largas jornadas de los martes, de los lunes, de los miércoles, nos absorben hasta hacernos seres sin rostro para los nuestros. Sin duda el tiempo es diferente en la tarde del viernes. Y hay que aprovecharlo. Beberlo gota a gota. Muy despacio. Cocinarlo a fuego lento, como en un horno de leña. Compartirlo con el amor y con la vida.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Fue una noche larga. Rara. Pasada por lluvia y escasa de sueño. Todo parecía irreal o al menos surrealista. A veces mucho trajín, a veces sumida en el silencio de la madrugada. Idas y venidas. Largas sentadas y alguna cabezada perdida sobre el sofá. Negociaciones trascendentes e interminables conversaciones intrascendentes para hacer más amables las largas horas de la noche. La codicia rondaba los pasillos. La avaricia chorreaba por los suelos como el agua de la lluvia en las aceras mojadas. Gentes inocentes de pecados capitales trabajaban sin descanso para conseguir la paz. Una paz que tardaba ya un día, una noche y varios años en aparecer. Una paz que nunca llegaría y nunca llegará. Por más que se firme. Por más que lo parezca, nunca llegará.
Una noche larga y varios años afilando los cuchillos. Miradas hacia el suelo. Seriedad. Sonrisas nerviosas que pretendían aparentar serenidad. Ni los juguetes compartidos, si es que alguna vez lo fueron, lograron traer la paz. Para ser protagonistas de un espectáculo así, mejor mendigar una moneda en silencio al lado de alguien que te quiera.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Se pusieron de moda hace tiempo y terminarán por llevarnos a la ruina. Este país no se las puede costear porque no somos ricos. Todos las queríamos. Luchamos por ellas. Movieron voluntades. Arrastraron a manifestaciones y competimos por ver quien conseguía tenerla más grande. Hoy, después de tanto tiempo, hay mucha gente que estamos desencantados con ellas. Han sido un nido de demagogia en contra del sentido común. Han promovido capillitas. Creado muros donde no los había. Generado inconvenientes en las tareas cotidianas de la gente normal. Se ha resaltado lo que nos separa en vez de lo que nos une. Se Duplicaron estructuras entre todas ellas y se han gastado los recursos donde no eran necesario. Y todo ello para que ganen algunos pocos en detrimento de muchos muchos. Hay que levantar voces por su reforma. En el mundo de las comunicaciones. En el mundo del AVE. En el mundo de las autopistas. En el mundo de Internet. En el mundo de los vuelos baratos. En un mundo tan comunicado y tan globalizado, Autonomías, ¿para qué?

martes, 9 de marzo de 2010

Ya salieron los Oscar. Se acabó la expectación y empezó la polémica. Yo no quiero ser menos que tanto crítico entendido y también quiero aportar mi granito de arena opinando sobre la materia. Cuando me preguntan si entiendo, en el cine y en los vinos siempre digo lo mismo: yo no entiendo, pero sé cuando me gustan. No sé si la uva es tempranillo o garnacha, si sabe a frutas del bosque o a cuero recién curtido, pero sin duda cuando paladeo una copa de vino sé cuando me gusta y cuando no. Pues lo mismo me pasa con el cine. Y en este caso Avatar me ha gustado y "En tierra Hostil" no. No me pregunten cual es mejor. No lo sé. Sencillamente la segunda me ha parecido un documental sobre la guerra de Irak, sin guión ni historia que la haga atractiva. Un alegato a lo buenos que son algunos soldados que arriesgan su vida por los demás. Para alegatos prefiero el ecologista de Avatar que además lo cuentan bien y con imágenes bonitas.

domingo, 7 de marzo de 2010

Gente valiente

Acabo de llegar a casa. No sé si vengo sorprendido o vengo esperanzado. Un amigo abre su segundo local de peluquería y estética y acabamos de celebrarlo. Vengo de la inauguración de este nuevo local. En plena crisis. En lo más profundo de la crisis hay personas que deciden arriesgarse y tirar para adelante. No es lo normal, pero hay personas que no se dejan vencer y luchan contra los obstáculos de la vida. Luchan contra el sentido común, que te dice que no arriesgues y que guardes tu dinero. Contra los nuevos criterios de Inversión de los bancos que te dicen que tu proyecto tienes que financiarlo con recursos propios porque ellos no lo ven. Luchan contras sus pesadillas en las que sueñan dificultades para salir adelante. Luchan contra el estatu quo establecido pensando que puede haber alternativas mejores. Luchan contra las religiones que nacieron para salvar almas y esclavizar cuerpos en beneficio de sus gurúes y chamanes. Luchan contra los políticos, preocupados por su foto en el periódico y por el peso de su bolsillo. Hay gente valiente que imagina un mundo mejor y lucha por conseguirlo. Necesitamos gente así. Gente como Gandhi, como Mandela, como el Padre Ferrer, como Churchil. Gente como mi amigo que hoy abre su segunda peluquería y ya tiene nueve personas trabajando en su empresa.

viernes, 5 de marzo de 2010

A veces, por suerte pocas veces, hay amigos que se alejan. Se van y no sabes porqué se fueron. Un día y otro esperas que aparezcan. Que regresen a la comunicación tranquila y cadenciosa de a veces todos los días o a veces todos los meses, pero comunicación al fin y al cabo. Pasan los días, las semanas, los meses y ese amigo que se fue sigue perdido, ausente en la distancia. Cada día que pasa esperas su palabra, pero ésta nunca llega. Y esa ausencia, desconocida e inesperada, abre una herida que sólo los años, muchos años, convertirá en otra cicatriz profunda de la vida.

jueves, 4 de marzo de 2010

Son días de frío y agua. Y la humedad y el frío que provocan, calan lentamente en el ánimo de la gente que me rodea. Como la crisis, esta crisis que no existía y que como dure un poco más terminará llevándose por delante un trozo de nuestra vida hecha jirones. Pero yo, como Zapatero, optimista imperterrito, estoy seguro que algún día volverá a salir el sol y el cielo azul, que brilló durante tantos días de sequía, volverá a brillar y volveremos a suspirar por una nube con agua.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Hace varios años que creé este blog. No lo he utilizado desde entonces y ahora estoy tratando de reactivarlo. Hay cosas que es necesario escribir y quiero hacerlo aquí. Esto no es más que una prueba para ver como funciona. Si entre tantas ocupaciones que tengo consigo asignarle tiempo a una más, espero que este reencuentro con el blog no se quede en meras intenciones.