viernes, 6 de agosto de 2010

Revolución

La gestión en la empresa privada nadie duda que debe de estar marcada por la eficacia y la productividad. La eficiencia debe de ser el santo y seña que guíe las actuaciones con el objetivo de obtener la máxima rentabilidad. La competitividad entre empresas es sana y ayuda a la mejora de las mismas. La competitividad entre los individuos siempre que sea sana, ayuda a progresar en la vida.

Esta mañana me levanto con la noticia de que el personal de la guardia civil tiene un plus por poner multas a los ciudadanos y además ese plus desaparece si el número de multas del año en curso es inferior al del año anterior. No sé porqué tengo la sensación de que algo no funciona bien. Si la productividad en la empresa privada nadie la discute ¿qué es lo que me chirría en esta noticia?. No estoy muy seguro, pero quizás sea la justicia. La función de la administración es administrar y conseguir que las normas que nos damos a través de los múltiples parlamentos (eso es otra) y del propio gobierno, se apliquen con corrección por todos los ciudadanos.

Todos observamos la realidad de que la velocidad en nuestra autovías ha descendido de forma importante. La mayoría de los conductores, por la razón que sea, respeta cada día más los límites de velocidad. Si esto es así, ¿hay que quitar el plus a todos los guardias civiles porque no pueden poner el mismo número de multas?. También la administración, de una forma indirecta, puede obligar a los guardianes de la ley a buscar los puntos oscuros que hay en todas las carreteras para aprovechar despistes de los conductores y así conservar su plus.

Esto sólo es un caso más de los muchos que observamos en la conducta de las administraciones, casos que quizás como consecuencia de una crisis que está dejando secas las arcas de las mismas, tengo la sensación de que se están prodigando con mucha más frecuencia. Por ejemplo, es frecuente que no nos enteremos de la puesta al cobro de recibos municipales (siempre hay una excusa y cuando protestas siempre dicen que enviaron la comunicación) hasta que llega con intereses y el recargo de apremio con lo cual el recibo se ha incrementado de forma importante. Para enterarte si te han puesto una multa tienes que consultar todos los días los boletines oficiales porque si no, cuando te enteras, casi se ha duplicado su importe. Es habitual que se revisen los valores de los inmuebles en cualquier compraventa aunque tengas una tasación que confirme tu valor. Un allegado me comentó el otro día que las instrucciones de Hacienda a sus empleados eran que tenían que hacer todo lo que fuera legal o ilegal para recaudar todo lo posible. Cada vez que comento este tema con algún amigo me comenta algún caso de este tipo que roza la legalidad. Y yo empiezo a estar cansado de estas actitudes y de estas situaciones.

Si a todo esto unimos las actuaciones de una clase política que se salta sus propias normas. A la que sus propias leyes parece que le resbalan y que sólo la cumplen cuando le es favorable. Que a veces bordean la legalidad de una forma temeraria o incluso abiertamente dicen que cambiarán las normas para saltarse a la torera (no sé como se dirá en Cataluña) las sentencias de las jueces . Todo ello con una actitud chulesca y despilfarradora.

Los ciudadanos empezamos a estar hartos de estas actitudes y de estas actuaciones. Hay que decirles a los que nos administran que las leyes que ellos promulgan también les afectan a ellos. No puede ser que los ciudadanos, CIUDADANOS, nos sintamos extorsionados por los que nos administran. Es hora de rebelarnos y si no encontramos el partido que nos defienda, habrá que crearlo. Hay que devolver a la gente la ilusión que había en la clase política en los tiempos de la transición. Es hora de acabar con este ambiente que nos ahoga. En otras épocas esto se llamaría Revolución