jueves, 16 de febrero de 2012

¿Qué esperábamos? Esto es el Euro

No soy un experto en materias económicas, pero sí aprendí hace tiempo que un país sin política monetaria sólo puede ajustar la competitividad de su economía con la mejora de la productividad y esta última sólo se consigue con un avance en los sistemas de producción o con una reducción de costes. Dicho de otro modo, cuando dijimos adiós con tanto énfasis a nuestra peseta, estábamos perdiendo una herramienta poderosa para evitar momentos dolorosos como el que estamos viviendo. 

Cuando una economía pierde competitividad por los motivos que sea, sus productos se vuelven pesados, difíciles de vender tanto dentro como fuera del país. Cuando eso sucedía, llegaba el ministro de economía de turno, devaluaba la peseta y de buenas a primeras, todos nos volvíamos más pobres, pero nadie se daba cuenta hasta que se iba de viaje a Estados Unidos o trataba de comprar un Mercedes en Alemania que de golpe le costaba trescientas mil pesetas más. Esto era además un ajuste rápido. De forma instantánea nuestro productos pasaban a valer un xx% menos y de nuevo se vendían como rosquillas. Eso sí, las importaciones se volvían más caras con el consiguiente proceso inflacionario. De forma esquemática esto es lo que pasaba.

Una vez perdida la política monetaria, ya no tenemos divisa propia para poder devaluarla y hacernos más competitivos. Nos queda la otra vía. Ganar productividad. Con dos alternativas. O bien fabricamos más con los mismos costes de producción para que el precio unitario por producto baje, o bien bajamos los costes para que el producto final sea más barato. Ahora bien, la mayoría de los costes te vienen impuestos por mercados exteriores. Véase el precio del petróleo. Ahí no podemos influir. ¿Sobre qué podemos influir?. Sobre los costes laborales. Con lo cual la vía más importante que nos queda para ganar productividad es bajar salarios. Si no lo hacemos ¿que pasa?. Las empresas dejan de vender, dejan de producir y ... tíos a la calle. El ajuste se produce en el empleo. 

Esto y algunas cosas más, es el Euro. Las cesiones de soberanía tienen eso. Perdemos influencia. Nos hemos metido en una divisa sobre la que no podemos influir. Nuestro porcentaje de participación es tan pequeño que nunca nos tienen en cuenta en las medias que se utilizan para tomar decisiones. Todo se hace en función de las economías grandes como la alemana o la francesa. Los demás tenemos que ir a rebufo de ellas. Pero bueno, esto ya lo sabíamos, ¿o no?

Lo que yo sí estoy seguro que no sabía, es que una cosa que se llama Bruselas nos pudiera imponer tantas cosas que nos fastidian. ¿Pero quién coño es Bruselas? Que yo sepa, no he votado a ningún partido que se llame Bruselas. Ni a ningún político que se llame Bruselas. Entonces ¿porqué Bruselas manda tanto? ¿Alguien me lo puede explicar?