martes, 1 de febrero de 2011

¡¡¡ Apañaos vais !!!

Alguien, muchísima gente, creo que no se está dando cuenta de lo que sucede en el mundo, quizás porque es mejor no darse cuenta y tratar de vivir el máximo tiempo que podamos, anclados a nuestro pasado. Hemos conseguido un estado de bienestar más que aceptable. Tenemos gratis, previo pago de impuestos de quienes nos toque, una serie de prestaciones y servicios que nos hacen vivir muy cómodos en este mundo bastante irreal que hemos conseguido. Lo que sucede es que el mundo se está empequeñeciendo por momentos y lo que antes se veía ajeno y extraño, lejos de nuestra influencia, ahora lo tenemos a la vuelta de la esquina o mejor dentro de nuestra casa. Las noticias vuelan de forma instantánea por la red de redes y los hechos económicos que suceden  al otro lado del planeta afectan de una forma constante y y malsonante en nuestros bolsillos. 
Resulta que estas noticias que tanto corren y que llegan a todos lados, hacen que muchas personas de África atraviesen medio continente con muchas penurias y se embarquen luego en una patera poniendo en peligro su vida, para conseguir llegar al dorado de Europa donde la gente lucha por la calidad de vida en vez de luchar por la vida como hacen ellos. Y contra estas personas tenemos que competir.
Resulta que los chinos están colonizando al mal llamado primer mundo financiando con sus ahorros la deuda de Estados Unidos y de media Europa. Están comprando sin miramientos la tecnología que necesitan para desarrollarla posteriormente de acuerdo a sus necesidades. Sus productos, que mejoran por momentos, dominan el comercio mundial y no digamos el de nuestras ciudades. Los mejores locales empiezan a ser suyos y el Corte Chino empieza a aparecer con fuerza en muchos de nuestros pueblos. Y todo esto, ¿por qué?. Desconozco las causas objetivas que motivan todo esto, pero hay una que es evidente: trabajan doce horas diarias, siete días a la semana y trescientos sesenta y cinco días al año. Tienen una educación espartana y viven para el trabajo. Y contra estas personas tenemos que competir.
Resulta que Alemania tiene una potente industria que compite por calidad y precio en el mundo entero. Y mientras en España discutíamos acaloradamente si había crisis o no había crisis, los alemanes hacían un gobierno de concentración, saneaban su sistema financiero y entre otras cosas, elevaban la edad de jubilación a los sesenta y siete años sin ruido alguno. El rigor en el trabajo y en la educación es proverbial. Y contra estas personas tenemos que competir. 
Y resulta que en España de pronto nos hemos creído que somos ricos. El esfuerzo ha desaparecido del vocabulario, de las aulas y de la educación en general. Los deberes los hacen los padres en vez de hacerlos los hijos. Cambiamos de sistema educativo cada vez que cambia un gobierno y mientras en cualquier sitio cada derecho lleva aparejado un deber, aquí nos hemos olvidado sin remisión de estos últimos para únicamente hablar de derechos, derechos y derechos. Los jóvenes consideran un derecho adquirido y gratuito estar en la discoteca cada fin de semana hasta las siete de la mañana independientemente de las notas que vayan entregando en la casa. Disponer de moto o coche no es un privilegio que hay que ganarse sino un derecho, nuevamente adquirido, a costa del sacrificio de otros que lo pagan. En un mundo laboral tan complicado, muchos de nuestros licenciados piensan que en las empresas se entra de director general directamente y si ganan menos de dos mil euros es una explotación que en ningún caso merecen. Estamos haciendo una sociedad fofa, blanda, adocenada, sin espíritu de sacrificio. Y la estamos haciendo en un mundo donde queda mucha hambre y mucha gente con ganas de morder. Niños y niñas de este colegio (lo decía un profesor mío) la verdad es que como no espabiléis, ¡¡apañaos vais!!