sábado, 18 de junio de 2022

¿Europa?

 La economía me tiene últimamente muy despistado. Este brutal incremento de la inflación de forma tan rápida,no termino de entenderlo. Y que no me cuenten que es por la guerra, porque la escalada de precios ya había comenzado un tiempo antes de que los rusos se pusieran farrucos. La guerra ha acelerado el proceso, pero no es la causa. En mi corto conocimiento de andar por casa hay una cosa que en los últimos años me venía preocupando y a la que nadie parecía darle importancía. Los Bancos Centrales, al menos de EEUU y de Europa se han hartado de comprar deuda pública para financiar los déficits de sus respectivos paises. Según lo que yo puedo entender, este hecho no ha sido otra cosa que, como antiguamente se decía, darle a la maquina de hacer billetes. Como estabamos en pandemia, para evitar otros problemas, había que dopar las economías para que los gobiernos pudieran hacer frente a los gastos de tanta locura. Pero esa actuación nos ha debido de llevar a un incremento artificial de la masa monetaria que al final, como la teoría económina precide, ha estallado en un proceso inflacionista brutal. Más dinero circulando para comprar los mismos bienes, incremento de precios asegurado.

Según yo puedo entender, los Bancos Centrales nos han metido en un lío fenomenal y ahora no saben, o no quieren o no pueden arreglarlo. La teoría dice que para controlar la inflación hay que subir los tipos de interés, pero si suben los tipos de interés paran la economía. Además en algún momento tenían que dejar de comprar deuda, pero en cuanto lo han hecho ha aparecido nuestra prima de riesgo y ahí anda el BCE inventándose un mecanismo antifragmentación para tratar de controlar la famosa prima. Por otro lado la Comisión Europea, o a quien le corresponda. suspende las reglas de déficit y deuda hasta final de 2023. O sea más leña al fuego. Seguimos incrementando los déficits, déficits que hay que financiar. Financiación que probablemente termine haciendo el BCE. Más lío.

Hasta hace poco Europa era una garantía de rigor a la que muchos nos aferrábamos para que los estados trataran de hacer bien las cosas. Pero esta no es la Europa que nos habían vendido. Si Europa pierde el rigor, ¿para qué la queremos?


domingo, 15 de mayo de 2022

El tren

 


Tengo ya muchos años, pero aún recuerdo que cuando era pequeño los niños subían al Cerrico de la Cruz de Talará a buscar cojinetes. Tener un cojinete era tener un tesoro. Se construían unos carricoches que eran las delicias de los críos. Con el tiempo me enteré que los cojinetes procedían de la línea de vagonetas que enlazaba Durcal con el puerto de Motril como anticipo de una posible línea de ferrocarril que en algún momento debería construirse. Con el tiempo las vagonetas desaparecieron y el ferrocarril nunca se construyó.

Hoy acabo de leer en el periódico Granada Hoy una nueva noticia sobre el proyecto del tren Granada-Motril. (https://www.granadahoy.com/granada/proyecto-tren-Granada-Motril-Puerto-recorrido-tunel-tiempo-viaje_0_1682232524.html). Esto no es nuevo y yo no soy optimista en cuanto a estas noticias. Se acercan elecciones y hay que animar al personal, pero se pierden en la lejanía de los tiempos los primeros proyectos de dicha línea sobre los que se ha ido produciendo una frustración sobre otra. Después de tanto fracaso, a los granadinos nos cuesta creer en la veracidad de estas noticias. Nunca hemos conocido políticos de fuste que defiendan esta tierra y sean capaces de sacar adelante proyectos de esta envergadura. Hace ya cuarenta años del Ave a Sevilla y en Granada seguimos teniendo el único puerto sin acceso a una línea de ferrocarril. Parece que Granada queda demasiado lejos de Sevilla.

No obstante el pesimismo anterior, nunca hay que desfallecer y si hay alguna posibilidad hay que seguir intentándolo.

Según he leido, aunque no sé si he leido bien, el proyecto plantea un recorrido directo entre Granada y Motril a realizar en 30 minutos, que discurre en un 60% entre túneles y viaductos, pero sin realizar ninguna parad intermedia. A los ejecutores de este proyecto se les ha debido olvidar  que el único espacio que hay entre la Costa y Granada es al Valle de Lecrín. En el apartado de DEMANDA escriben el siguiente párrafo: "Aunque la limitación de estaciones intermedias para el Corredor reduce a sus extremos la potencial demanda de viajeros" De entrada dan por hecho que no se pueden hacer estaciones intermedias y no cuentan para nada con esa posibilidad.

Yo sólo conozco del proyecto las noticias de prensa, pero no puedo creer que no haya un punto en todo el Valle para poder construir una estación intermedia que dé servicio de ferrocarril a todos sus núcleos de población. Hablan de las dificultades técnicas, del desnivel que hay que salvar, de la orografía del terreno. Después de construir el Ave a Málaga con un desnivel a salvar parecido, no me creo que no haya soluciones para esto. 

¿Alguien se imagina lo que podría ser para el Valle disponer de ferrocarril? Poner el Valle de Lecrín en el mapa. Granada a 15 minutos. Motril a 15 minutos. La Universidad a un paso. Comunicaciones eficientes. Poder vivir en el Valle y trabajar o estudiar en Granada o Motril sin la esclavitud del coche. Incremento de residentes. Rehabilitación de viviendas. Adios a la España vacía. 

El Valle no puede dejar pasar esta oportunidad. Si alguna vez cae la breva y alguien se equivoca y decide realizar el proyecto, esa línea no puede pasar de largo, hay que pararla en el Valle.

En el siglo XIX y principios del XX la introducción del ferrocarril fue el mayor factor de progreso para los lugares que tuvieron la suerte de contar con él. ¿Y si en el siglo XXI nos tocara a nosotros? Hay que buscar cojinetes. Los responsables del VAlle deben aportar sus cojinetes y entre todos conseguir que si esa línea se construye, tenga su parada en el Valle.


miércoles, 30 de marzo de 2022

El método del caso

 Uno de los métodos de enseñanza más usados por las escuelas de negocios desde hace tiempo es el método del caso. En mis años laborales, no fueron pocos los seminarios y cursos a los que asistí y en muchos de ellos ya se usaba este método. En realidad consiste en escojer un caso real relacionado con la materia que se está estudiando y hacer un análisis de cómo se desarrolló realmente para tratar de aprovechar los aspectos positivos y las equivocaciones que se cometieron extractando unas conclusiones a luz de la materia estudiada.

No sé por qué estos días me ha venido a la mente un acontecimiento que viví hace tiempo y lo he relacionado con el método del caso. En realidad no es un caso empresarial ni un hecho que merezca un estudio concienzudo, pero si es una anecdota real que explica de forma tremendamente visible como se gestionan algunas empresas y qué es lo que no hay que hacer en ningún caso.

Hace años, quizás demasiados años ya, tuve la suerte de participar en una competición semideportiva llamada Raider Trophy. Participaban en ella equipos de empresas formados por cinco personas en las que se realizaban pruebas de orientación, carreras nocturnas, descenso de ríos, tiro con arco... y muchas más. Eran varios días intensos de competición donde el agua y el barro eran peremnes compañeros de partida. Mi equipo, el número 28 quedó en un honroso decimo noveno puesto de unos cuarenta grupos participantes. Bien es cierto que en la edición del año siguiente quedamos los terceros.

Una de las pruebas de la competición consistía en que cada equipo de cuatro personas debía atravesar un pantano en una lancha neumática a remo de los participantes. Mi equipo estaba en la orilla esperando a participar. Los equipos se subían en su lancha, remaban y cada uno tardaba en atraversar el pantano lo que buenamente podía. En un momento determinado uno de los equipos coge su lancha. se suben los contendientes. Dos de ellos se sientan en uno de los laterales de la lancha y los otros dos se colocan al otro lado, pero con la salvedad de que uno de ellos en vez de sentarse en el lateral, por miedo o por cualquier otro motivo que desconozco, se sentó en el mismo suelo de la lancha. De pronto se ponen a remar como locos, todos a una, en equipo, tratando de tardar el menor tiempo posible, pero la lancha en vez de avanzar, daba vueltas sin sentido y a un ritmo frenético. ¿Cual era el problema? El participante que estaba sentado en el suelo de la lancha neumática, entre que estaba en el suelo y no era de mucha estatura, no conseguía hundir su remo en el agua, con lo cual, movía mucho el remo pero no hacía ninguna fuerza y como los del lado contrario sí hundían con fuerza, el efecto era un giro desbocado. 

A lo largo de mi vida laboral han sido muchas las veces que me he encontrado con algo parecido. Todo el personal trabajando día y noche cómo locos, dedicando su mayor inteligencia y sus mejores horas a lo que se les pedía y el trabajo raramente avanzaba porque lo que unos construían otros lo deshacían y todos trabajando con la mejor voluntad. Eso, sí. El equipo siempre termina quemado.

Y aquí viene el análisis del caso. ¿Qué tenían que haber hecho los de la barca? Pararse. Levantar la vista del remo y observar que la barca no avanzaba. Organizar el equipo de forma que el que estaba sentado en el suelo viera que no era su sitio. Distribuir mejor el equipo, cambiando de lado al más fuerte. Coordinar las paladas. Quizás, tener a alguien que pudiera dirigir. En fin, ...

Que cada uno analice su caso