miércoles, 23 de enero de 2013

Corrupción y sociedad

La popularidad de los políticos en este país lleva visos de caer en la profundidad de los abismos. No conozco nadie que tenga buena opinión de ellos y parece que así lo ratifica el CIS en las encuestas que periódicamente realiza. Se lo están ganando a pulso. Con mucho trabajo, con muchas constancia, pero van a conseguir que la gente salga de su indiferencia para instalar la guillotina en la Bastilla del sigo XXI.  El otro día un amigo me pasó el siguiente enlace: Corruptódromo
Es una relación de casos de corrupción a nivel nacional, regional y local, en los que están implicados políticos y adláteres. Desconozco el rigor de este documento. No sé si es exhaustivo o no. Lo que sí he comprobado es que los casos que yo conozco, por proximidad u otros motivos, están incluidos en la relación y están documentados, con lo cual tengo que entender que el documento es veraz y para nada tendencioso. Lo que llama la atención del mapa es la cantidad de colores que lo adornan y cómo los colores se distribuyen en función del partido que gobierna en cada región, autonomía, ciudad o pueblo. Parece que, como dijo Lord Acton, el poder corrompe y donde el poder se alarga en el tiempo la corrupción echa raíces. 

Son muchos los casos que a diario están en la prensa. Cada semana van cambiando. Unos se van quedando en el limbo y aparecen otros nuevos que tapan los anteriores. Cada organización echa tierra sobre los suyos  y realza los del vecino para que así, entre todos, la mierda parezca menos. Casos, muchos casos que casi nunca se resuelven, por los que nadie paga, de los que nadie devuelve el dinero, pero que van creando un poso de frustración en esta sociedad que se indigna y se indigna, pero que nada corrige.

El barco va a la deriva y la casta política, a pesar de todos sus comunicados de buenas intenciones de cara a la galería, sigue instalada en su pedestal, pero nada cambia. Son hipócritas hasta la médula. Los casos de corrupción, cuando existen, todos los conocen. Las comisiones de los EREs en Andalucía, eran voz populi. El despotismo de estos nuevos caciques está en la calle. Si se han repartido sobres en Genova 13, lo tiene que saber hasta el conserje, así que ¿cómo nos hablan de hacer una auditoría ahora?. Las prebendas a la hora de contratar temas públicos, eran un rumor extendido. ¿De dónde, con sueldos normalitos, han salido esos grandes patrimonios?. Y los sindicatos a los suyo... A pesar de todos los escándalos nada cambia, porque nada puede cambiar mientras no nos empeñemos en cambiar la sociedad.

Esta mañana hablaba con un amigo sobre este tema. Los dos coincidíamos en lo mismo. La clase política no es más que el reflejo de la comunidad, de donde sale y por quien es votada. Hemos creado una sociedad egoísta, carente de valores, donde la "res" pública no tiene importancia. Donde los derechos priman sobre las obligaciones. El más listo es el que más estafa y además se le admira, se le valora e incluso se le vota. Ladrones, juzgados y condenados, están todos los días en los medios de comunicación como grandes héroes, disertando y hasta dando lecciones de moralidad. El "con iva o sin iva" es una frase habitual en todos los oficios, y si a alguien se le ocurre decir "con iva" se le mira como un bicho raro. Todo el que ha podido engancharse a la teta de la vaca pública se ha enganchado, pensando que la leche era inagotable y todo el que ha podido defraudar lo ha hecho, incluso sacando pecho. Para colmo llega el Gobierno con una amnistía fiscal inmoral para legalizar el fraude. Y encima nos enteramos que políticos que nos gobiernan (o su familias) han estafado a Hacienda, regularizan su situación y no tienen la decencia de largarse. Con estas mimbres difícilmente podrían salir otros cestos.De donde no hay, nada se puede sacar.