miércoles, 8 de septiembre de 2010

Danos paciencia, señor

Hay calamidades en la vida que a veces llegan sin que uno las busque. Simplemente se instalan junto a ti y no sabes cómo librarte de ellas. Al final te resignas como el santo Job y esperas que la costra del paso del paso del tiempo recubra tu calamidad. Hay algunas que no se las puedes desear ni al peor de los enemigos. Os deseo de todo corazón que nunca tengáis un problema con una compañía de teléfonos. Tenerlo es como vivir una pesadilla de película de terror donde te acuchillan por todos sitios y no puedes hacer nada por evitarlo. Lo sufres. Lo padeces. Tratas de escapar del problema y no puedes. Cuando era pequeño, los niños en el pueblo usaban una especie de pegamento (liria, lo llamaban) que fabricaban calentando suelas de zapato y que puestos estratégicamente en los cursos de agua, utilizaban para cazar pájaros. Los animales se quedaban pegados y era imposible escapar de allí. Yo tengo la misma sensación que aquellos colorines pegados a la liria. Revoloteas, intentas escapar, pero es imposible.

Surge el problema, que previamente ellos han generado. Con la mejor intención tratas de arreglarlo. Llamadas de teléfono: "nuestros operadores están ocupados, siga al teléfono". Más llamadas de teléfono. Correos electrónicos. Pasan los días sin respuesta. Y tú con el problema. Piensas irte de la compañía, pero estás atrapado. Tienes un compromiso de permanencia sobre el que no te informaron y te generan un recibo. Puedes no estar de acuerdo con el recibo pero da igual. Tienes que pagar, si no, no te admiten en el paraíso de ninguna compañía. Primero paga y luego, trata de reclamar. Cuando consigues salir y crees que ya has escapado caes en otras garras igual de malignas. Te pueden dejar sin teléfono días infinitos y tú llamas y llamas y llamas y "nuestros operadores están ocupados, continúe a la espera!". Y tú continúas a la espera y pasan los minutos y las horas y los días y nadie da respuesta. Al principio te desesperas, luego te resignas y al final te das cuenta que estás luchando contra una manada de elefantes. Grandes y simples. Que ni siquiera son malos, simplemente son tontos y prepotentes.

Ayer leía en prensa que las compañías telefónicas van a lanzar una campaña para lavar su imagen entre los usuarios. Cuando llevo ocho días sin teléfono y nadie en la compañía da respuesta, el que digan que van a lavar su imagen me parece una broma de mal gusto. Que den buen servicio. Que den el servicio que ofertan. Que cobren precios justos y verán como su imagen se lava sola.