lunes, 10 de enero de 2011

Adiós tabaco

He tenido que esperar cincuenta y cuatro años para poder tomar un café en un bar sin tragar humo ajeno. Lo siento por los fumadores, pero estoy encantando con esta ley. ¡Qué disfrute! desayunar a paso de caudillo en un bar sin que los ojos me lloren por el humo del tabaco. La memoria humana es muy débil. Ya se nos han olvidado a todos las largas reuniones de trabajo donde la mayoría de los compañeros fumaban y los no fumadores, entonces una rara avis, teníamos que soportar horas y horas de ambiente denso y cargado. Ya se nos ha olvidado a todos las clases en una Universidad donde estaba de moda fumar y si querías medio respirar te tenías que sentar al lado de la ventana. Seguro que también se nos ha olvidado cuando fumar en trenes, autobuses y aviones era lo habitual. Y si no fumabas y te mareabas, peor para ti. ¡Qué trabajo ha costado llegar hasta aquí!
En los últimos tiempos he tratado de desayunar o tomar café en bares para no fumadores, pero no he encontrado ninguno. En todos se permitía fumar, así que tuve que resignarme y desayunar respirando un ambiente cargado de humo. Es verdad que fue un paso importante las zonas para no fumadores de los restaurantes que se lo pudieron permitir. Cosa que agradecí profundamente como ahora agradezco una ley que me permite disfrutara de la tostada o la cerveza saboreándolas con detenimiento. Espero que lo que pierdan los bares por los fumadores cabreados, lo puedan ganar con el consumo sosegado y prolongado de los que no fumamos.