martes, 7 de septiembre de 2010

La Banca (Y las Cajas de Ahorro)

Aunque no sea más que porque llevo treinta y un años viviendo de mi trabajo en una Caja de Ahorros, no tengo más remedio que romper una lanza a favor de estas entidades ante tanto indocumentado que lanza soflamas demagógicas simplemente porque es muy progre y vende bien meterse con la Banca y con la Iglesia. En todo este tiempo he pasado por muchos puestos y he realizado muchas funciones dentro de mi empresa. Le he dedicado una parte muy importante de mi vida y las arrugas y las canas, que hoy luzco con orgullo, en buena parte salieron bajo el aire acondicionado de mi puesto de trabajo.

Hoy escucho en la radio a un señor sindicalista, seguramente liberado y posiblemente viviendo durante años del trabajo de sus compañeros, que la culpa de esta crisis la tiene la Banca. ¡Y se queda tan contento! Seguramente que mientras lo decía, pensaba: ¡qué listo soy, lo que he descubierto! Está claro que viste de rojo meterse con la banca. Parece como si las empresas que se dedican a la intermediación del dinero no tuvieran derecho a cobrar por sus servicios ni por el trabajo que realizan. Nadie cuestiona que unos almacenes tengan un margen (en algunos casos muy elevado) por las ventas que realizan, ni que una gestoría cobre por los servicios que presta. Nadie cuestiona que la Universidad cobre unas matrículas ni que los Ayuntamientos pasen factura por la recogida de basuras. Todo el mundo entiende que los trabajos han de ser remunerados. Todos, menos los que realiza la Banca.

Sr. sindicalista, la culpa de la crisis también la tiene la banca. Como la tienen los promotores inmobiliarios por su ambición y su poca profesionalidad. Los ayuntamientos por jugar a promotores y financiarse con recalificaciones absurdas y dudosas. Los gobiernos autonómicos por ver en la gestión del suelo el nuevo dorado. O el propio Gobierno de la Nación por no parar a tiempo una locura colectiva y hacerse el ciego cuando un problema terrible se nos venía encima . Como quizás también la tenga usted cuando vendió su antiguo piso y con lo que cogió reservó dos nuevos en esa urbanización que tanto le gustaba y que además tenía piscina. Y con lo que sacó por la venta de uno de los que reservó, se pagó el piso nuevo, el coche y la cocina. La culpa de la crisis también la tiene la banca, pero principalmente la tiene la avaricia desmedida que corroe al ser humano y a la que, de una forma o de otra, todos hemos contribuido. La banca y usted también.

Puestos a progresía, echemos el resto y vayamos al límite. Suprimamos la banca y volvamos al trueque. Cambiemos un modelo económico absurdo, basado en el crecimiento continuo e inventemos un modelo sostenible de verdad. Un modelo donde cada uno viva de su trabajo y no del trabajo de los demás. Donde no exista el despilfarro y no haya que desechar cosas en perfecto uso en base a una moda ridícula que nos hace sentirnos fuera de lugar si no vamos de acuerdo con ella. Olvidemos los dogmas ecológicos producto de las modas y cuidemos de verdad el planeta con un consumo racional. Suprimamos la banca. Las carísimas energías renovables. los sindicados con sus liberados. Los invernaderos con su megaproducción que nos dan tomates todo el año a precios razonables. Suprimamos el consumo irracional de energía y pasemos frío en invierno y calor en verano. El que tenga leña que se caliente y el que no que se frote con el vecino. Suprimamos los coches, sobre todos los coches oficiales. Y sobre todo suprimamos la banca y el maldito dinero.