martes, 4 de enero de 2011

¿El tamaño importa?

Se equivocan. En el último año el sector de las Cajas de Ahorros se ha metido en una carrera desenfrenada para ganar tamaño pensando que de esta manera podrán acceder a los mercados y los, ahora especuladores, confiarán en ellos para prestarles los dineros que tanta falta les hacen. ¡Error! El tamaño puede ser importante en el sexo, pero nunca en las empresas. Si no, ¿cómo se explica que, durante años y años, pequeñas y medianas empresas sigan conviviendo con los monstruos del capitalismo?. ¿Cómo se explica que las Cajas Rurales, de mucho menor tamaño sobrevivan con bastantes menos problemas que las Cajas de Ahorros? ¿Cómo se explica que gigantes como Leman Brothers hayan desaparecido?. 
No se trata de tamaño. Se trata de eficiencia y de transparencia. La eficiencia es necesaria para la continuidad a largo plazo. Tremendamente necesaria para poder sobrevivir en un mercado cada vez más ancho, más competitivo y más globalizado. La transparencia es necesaria para no morir. Es necesaria para conseguir el flujo de dinero con el que poder atender los vencimientos de pagos que se avecinan. La única forma de convencer a los inversores de los mercados que presten dinero es que conozcan con total seguridad cuál es el riesgo que asumen. Hay quien invierte en grandes multinacionales y hay quien invierte en pequeños chicharros. Cada uno valora el riesgo que asume y la rentabilidad que puede conseguir. La parálisis se produce cuando el riesgo no se puede cuantificar por desconocimiento o por mentiras.
Sin entrar a valorar el porqué de las cosas, el sector financiero en nuestro país lleva varios años utilizando la técnica de "la patá pa lante" (patada para adelante en castellano). Técnica que puede funcionar en la liga de segunda B, pero nunca en la economía. Quizás antes no se pudiera hacer otra cosa, pero ahora sí se puede. Están las ayudas del FROG para ayudar a sanear los balances y como apoyo en los recursos propios que sean necesarios. Así que a desnudarse. Trapos sucios a la lavadora y a pegarse una buena ducha. Si queremos que nos refinancien la deuda, la única solución es plantarse ante los mercados en pelota picada. Con miles de archivos auditados dónde los inversores puedan comprobar con total exactitud cual es el riesgo que asumirían si prestaran fondos a la entidad. Hay que plantarse ante los inversores con un plan de negocio coherente y creíble. Ni más ni menos que lo que las Cajas exigen a una Pyme cuando se acerca a pedir un crédito a una de sus oficinas. Mientras exista la más mínima duda sobre el riesgo que se asume, ya podremos concentrar todo el sistema financiero español en una sola entidad, que nadie prestará un euro. El tamaño bienvenido sea, pero el tamaño escondido en los calzoncillos para nada sirve. ¡A mostrar las vergüenzas! 

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