lunes, 14 de abril de 2014

¿Será mi perro nacionalista?

Nunca fui yo muy amigo de perros, pero desde hace año y medio aproximadamente comparto tiempo y espacio con un estupendo perro labrador. Bianco para los amigos. Es juguetón, cariñoso, familiar, cabezón, amable, noble. En fin, un carácter típico de su raza. Tan bueno es el bicho que, a pesar de nuestras diferencias de criterio en algunos aspectos, le estoy tomando cariño. Normalmente nos llevamos bien. Paseamos juntos. Nos divertimos juntos. Yo le doy su comida. El me da lametones. Nuestra convivencia es plácida y agradable hasta que aparece el tema territorial. Es en ese aspecto donde existe una guerra larvada que, en algunos momentos, estalla en una crisis política de alto voltaje y que puede terminar llevando nuestra relación de convivencia a una situación insostenible. Principalmente por motivos de higiene, Bianco tiene limitado el paso a zonas sensibles de la casa como son el dormitorio y la cocina. El resto todo es suyo y por allí campea a sus anchas, pero, especialmente la cocina, quiero que sea territorio vedado. Y ahí es donde comienza el conflicto. Bianco es inteligente y él sabe con claridad donde están sus límites. El marco de la puerta de la cocina marca la separación de nuestros territorios. Él lo conoce, a veces lo admite, pero casi nunca lo respeta. Una y otra vez insiste e insiste e insiste e insiste, hasta que una vez me pilla con la moral baja o la ternura subida y yo, por hacer una gracia, le franqueo el paso. ¡Derecho consolidado! Es lo peor que se puede hacer. A partir de ahí la guerra se incrementa. Una vez que le he dado un trozo de comida o le he propiciado una caricia dentro de la cocina, Bianco interpreta que es territorio libre y lo sigue intentanto "ad eternum". Nunca se cansa. Nunca se da por vencido.Una y otra vez trata de traspasar el umbral que tiene asignado. Aprovechándose de mi debilidad va consiguiendo losetas de la cocina. Una a una. Poco a poco. Sin descanso hasta conseguir su objetivo.
El otro día mientras desayunaba, escuchaba en la radio una tertulia matutina sobre cierto conflicto nacionalista. Bianco con las patas delanteras en sus losetas conquistadas, me acompañaba en mi tranquilidad. Hablaban de las cualidades y características de ese tipo de ideología. Persistente, astuta, cansina, demagoga, aprovechada, insistentes, erre que erre, erre que erre, y más de lo mismo.... De pronto me surgió una terrible duda: ¿será mi perro nacionalista?

6 comentarios:

  1. Manolo, tu perro no es nacionalista, te da lametones, no mordiscos. Tu perro ladra, no llora. Dices que comparte contigo tiempo y espacio, posiblemente mueva el rabo cuando le eches de comer o lo lleves al veterinario, pero no ladrará porque le estés robando lo que le das y le haces. Dices que tu perro es juguetón, cariñoso, familiar, amable y noble; Manolo, imposible que tu perro sea nacionalista.

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  3. Miguel no sabes la tranquilidad que me dan tus palabras. Últimamente estaba muy preocupado por el bicho

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  4. Yo estoy con Miguel. Si fuera nacionalista ya se habría inventado derechos históricos sobre la cocina, remontándose a cánidos paleolíticos sacados de su imaginación, con atávicos conflictos irresolutos que se le van trasmitiendo en el ADN mitocondrial. Afirmaría sin duda su derecho a la cocina mediante fuertes ladridos, que sonarían como "Manolo me roba", y orinaría a rayas en las esquinas para identificar mejor su territorio. No, no creo que sea nacionalista.

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  5. Quizás lleves razón. El animal sólo es insistente, pero tampoco reclama tanto.

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  6. Me das que pensar Manuel, yo no creo que sea nacionalista, quizás tu perro sea el líder de una secta. Veamos:
    - dices que no eras muy amigo de los perros, sin embargo Bianco te ha "seducido", te ha llevado a su terreno: ahora eres amigo de los perros.
    - te ha convertido: ha conseguido que tengas más compromisos con el, por lo que tu implicación es mayor, ha destruido tus ideas anteriores sobre los perros.
    - te ha adoctrinado: los compromisos adquiridos te impiden volver a tu vida anterior, ahora te dedicas a Bianco (al menos parte del día)
    - Aislamiento social: en este caso a la inversa: en lugar de romper relaciones con el mundo externo a la secta perruna, lo que ha hecho es ponerte en contacto con miembros de otras sectas perrunas que afianzan las nuevas creencias.
    - Debilitación psicofísica: con su mirada, su nobleza, tu cariño te ha cautivado, no puedes rechazarlo, a la vez que te agota físicamente con sus paseos y sus juegos, con lo que no eres capaz de rebelarte ni tener pensamientos críticos.
    - Dependencia: tus necesidades pasan a estar en un segundo plano, las suyas pasan al primero, así consigue que seas sumiso.
    - Provoca emociones positivas (con sus lametones, juegos y gracietas) para hacerte sentir eufórico, para que te sientas integrado en la secta e incomprendido fuera de ella y para que soportes muchas más cosas por su parte.
    - te manipula con su personalidad carismática para que aceptes sus ideas: al final se ha adueñado de unas losetas de la cocina.
    - ha anulado tu individualidad: no eres nada sin el, lo echas de menos si no lo tienes cerca
    - controla tu atención, te mantiene ocupado para que no tengas pensamiento autónomo crítico
    - control del lenguaje: te diriges a el con un lenguaje simple, evitas la complejidad, así se anulan los pensamientos complejos también, está todo basado en clichés.
    - control de la atención: te mantiene ocupado siempre, consiguiendo que prestes menos atención al exterior, consiguiendo un estado alterado de consciencia y convirtiéndote en sumiso
    - "donas" tiempo y dinero a su bienestar y felicidad; has cedido terreno (por ahora de la cocina solamente)

    Tienes que estar alerta, un perro siempre intentará manipularte ;)

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