martes, 6 de octubre de 2015

My tailor is rich

Soy de una generación predemocrática. En aquella época, los que tenían la suerte de estudiar, rara vez estudiaban inglés. No sé si por cercanía, por complejo o por raíces comunes, la lengua extranjera más común en las escuelas de aquella época era el francés. Yo tuve la suerte de tener buenos profesores y a fuerza de repetir vocabulario y estudiar gramática conseguí un nivel aceptable de conversación y comprensión que me permitió pasar varios veranos en París disfrutando de la juventud en una ciudad maravillosa.

Pasado el tiempo y ya metido en el mundo laboral me di cuenta que con el francés sólo podría ir a Francia pero difícilmente me iba a poder mover por otros mundos más complejos, como era el de las finanzas. Como siempre he sido un poco autodidacta busqué (ni existía internet ni siquiera había ordenadores)  y conseguí el mejor método que por aquel entonces se podía encontrar. El método Assimil, "El inglés sin esfuerzo". Con mi libro y mis cassetes me topé con la primera frase que muchos aprendimos y como un mantra en nuestra mente, dificilmente se nos va a olvidar: my tailor is rich. Desde entonces hasta ahora han sido cientos, si no miles de horas de academias, profesores particulares, métodos individuales, lecturas inglesas, películas en inglés.... para al final conseguir dar las gracias en los restaurantes o poder pedir una beer sin que el camarero me ponga mala cara. Me río yo del título de mi primer método. Media vida de esfuerzo para obtener un resultado paupérrimo.

Nunca he tirado la toalla, pero sí he bajado el listón de las expectativas. De hecho, hasta hace unos meses, el inglés había pasado a algún rincón oscuro del subconsciente donde ni me agobiaba ni ya era un reto para mi. Soy consciente que es la lengua del imperio y como tal es necesario conocerla. Además, si Europa quiere progresar como Unión, necesita una lengua común y con el inglés ya se lleva mucho camino andado.

Los españoles siempre nos quejamos de nuestros problemas con las lenguas. Nos cuesta dominar cualquier idioma. Yo siempre me he preguntado por qué los niños que estudian inglés en la escuela desde los cuatro años o antes, llegan a la universidad sin un nivel aceptable del idioma. Ahora, por motivos que no vienen al caso, creo que lo entiendo. En las escuelas se enseña mucho inglés. Se estudia mucho inglés y en algunas se exige mucho inglés. Pero en muy pocas se habla inglés. Los niños aprenden vocabulario. Estudian gramática. Colorean frases. Rellenan fichas... pero no hablan inglés. Con toda la modestia del mundo, ya que soy profano en la materia, creo que todos los métodos de enseñanza que se utilizan en la escuela pública están equivocados. En mi opinión los niños deberían estar, al menos, tres años sin libros, ni fichas, ni activity books. Sólo hablando y hablando y hablando.No sé por qué nos empeñamos en que aprendan la lengua escribiendo cuando lo natural es todo lo contrario. De pequeño primero se aprende a hablar y luego, cuando tienen la madurez suficiente, se aprende a escribir. Aquí lo hacemos al revés y así nos va.

Conozco una joven persona extranjera que lleva dos años en España y sin conocimientos previos, habla español perfectamente. Y ahora está aprendiendo a escribir castellano. No sé por qué con la enseñanza de los idiomas nos empeñamos en lo antinatural.


2 comentarios:

  1. Tan lógico tu pensamiento como siempre.

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  2. Efectivamente, los idiomas primero se hablan y cuando dominas algo, pues llega la hora de aprender gramática. Pero creo que una buena parte va en la necesidad y en la inmersión.
    Yo que soy más o menos de tu época, no tuve un profesor de francés tan eficiente, lo que nos llevo a que durante tres cursos consecutivos estuvimos con el método SONIMAG y concretamente con las mismas cintas y el mismo libro, tres años (de 2º a 4º), pero lo mejor es que llegamos en el último año a la lección quinta de un temario de veinte lecciones. Figúrate lo que aprendí “je sui Jac, je sui france” y poco más. Eso si el profesor fue ascendido a catedrático de francés, todavía no se porque.
    Visto lo visto y con el latín en el retrovisor, me tiré de cabeza a ciencias (matemáticas y física), pero para arreglar el asunto, luego en sexto de bachiller, era obligatorio de nuevo el francés y aunque venia suspendiendo siempre, me toco otro tipo de profesor, con la debilidad por literatura francesa. A este le pille mejor el paso, pues sin hablar una palabra de francés saque un sobresaliente, eso si aprendí mucho sobre Voltaire, Balzac y Víctor Hugo.
    No hay mal que por bien no venga.
    En cualquier caso me reconozco un negado para estos temas.

    Saludos.

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